El suelo pélvico es una de esas partes del cuerpo de las que apenas se habla, pero que desempeña un papel fundamental en nuestra salud y bienestar.
Está directamente relacionado con funciones como la continencia, la estabilidad de la pelvis, la vida sexual y la calidad de vida en diferentes etapas, especialmente en la mujer.
En Move2Be trabajamos la salud desde un enfoque integral, donde la fisioterapia del suelo pélvico tiene un papel esencial tanto en la prevención como en el tratamiento.
En este artículo te explicamos qué es el suelo pélvico, por qué puede debilitarse, cuándo conviene acudir al fisioterapeuta y cómo prevenir problemas a través de ejercicios y hábitos saludables.
Contenido
¿Qué es el suelo pélvico?
El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior. Actúa como una “hamaca” que sostiene órganos como la vejiga, el útero y el recto.
Su correcta función es esencial para:
- Mantener la continencia urinaria y fecal.
- Dar soporte a la columna lumbar y la pelvis.
- Participar en la función sexual.
- Proporcionar estabilidad durante el movimiento y el ejercicio.
Cuando esta musculatura se debilita o pierde coordinación, pueden aparecer síntomas que muchas personas normalizan, pero que no son inevitables y sí tienen solución con la fisioterapia de suelo pélvico.
Principales causas de debilidad o disfunción
1) Embarazo y parto
El aumento de peso, los cambios hormonales y el esfuerzo del parto pueden debilitar el suelo pélvico. Una buena preparación con fisioterapia y, durante la recuperación, el apoyo de tecnologías de radiofrecuencia ayudan a prevenir complicaciones y a acelerar la cicatrización y la funcionalidad.
El aumento de peso en la zona abdominal durante el embarazo, los cambios hormonales y el esfuerzo del parto pueden afectar al suelo pélvico. La fisioterapia especializada no solo ayuda a preparar la musculatura para el parto, mejorando su fuerza, elasticidad y control, sino que también es clave en la recuperación posparto, ya que esta zona queda resentida por el esfuerzo del embarazo y el nacimiento del bebé.
Tanto si el parto ha sido vaginal como por cesárea, es fundamental cuidar el suelo pélvico para prevenir disfunciones futuras y recuperar su funcionalidad. Durante la recuperación, y siempre como complemento a la fisioterapia, tecnologías como la radiofrecuencia pueden favorecer la cicatrización y mejorar la calidad del tejido
2) Envejecimiento y menopausia
La disminución de estrógenos reduce la elasticidad de los tejidos, favoreciendo la aparición de incontinencia o prolapsos. Un abordaje activo y preventivo desde fisioterapia ayuda a mantener fuerza, control y confianza en el día a día.
3) Ejercicio de alto impacto
Las actividades de impacto como correr, saltar o entrenar con cargas no son perjudiciales por naturaleza para el suelo pélvico. Sin embargo, pueden convertirse en un factor de riesgo si se realizan sin una técnica adecuada y/o con una musculatura poco preparada.
La clave está en aprender un buen patrón de movimiento y respiración, activar correctamente la musculatura profunda (core y suelo pélvico) y progresar de forma adaptada a cada persona. Cuando se entrenan con control y acompañamiento profesional, estas disciplinas pueden practicarse de forma segura sin comprometer la funcionalidad del suelo pélvico.
4) Estreñimiento crónico
El esfuerzo continuado al defecar debilita esta musculatura. Revisar alimentación, hidratación y hábitos de evacuación es clave para reducir la presión excesiva sobre el suelo pélvico.
5) Cirugías y factores médicos
Intervenciones ginecológicas, prostáticas o abdominales, así como algunas enfermedades neurológicas, pueden alterar la coordinación y el tono del suelo pélvico. La fisioterapia especializada devuelve conciencia, fuerza y control.
6) Otros factores de riesgo
Además de los factores más conocidos, existen otras causas que pueden contribuir de forma significativa a la disfunción del suelo pélvico:
La obesidad incrementa la presión intraabdominal de manera constante, lo que sobrecarga la musculatura del suelo pélvico y favorece el debilitamiento de sus estructuras de sostén. Con el tiempo, esto puede desencadenar síntomas como incontinencia urinaria o prolapsos.
La tos crónica, frecuente en personas fumadoras o con enfermedades respiratorias como asma o EPOC, también genera un esfuerzo repetido sobre esta zona. Cada episodio de tos supone una tensión brusca hacia abajo sobre el suelo pélvico, que a la larga puede deteriorar su función y capacidad de contención.
Los traumas o lesiones en la pelvis, la columna lumbar o el sacro —ya sea por accidentes, caídas o intervenciones quirúrgicas— pueden afectar los nervios y tejidos que intervienen en el control del suelo pélvico. Esto puede traducirse en pérdida de fuerza, alteraciones sensoriales o dificultad para coordinar los músculos pélvicos.
Por último, los factores psicoemocionales también tienen un papel importante. Situaciones de estrés, ansiedad o antecedentes de experiencias traumáticas pueden provocar aumento del tono muscular involuntario, generando un suelo pélvico hiperactivo y tenso. Esto altera su función, favoreciendo dolor pélvico, problemas de incontinencia, molestias en las relaciones sexuales o dificultad para relajar la zona durante la micción o la defecación.
¿Cuándo acudir a un fisioterapeuta de suelo pélvico?
No hace falta esperar a un problema grave. La fisioterapia de suelo pélvico también es preventiva. Es recomendable realizar una valoración, aunque no haya síntomas en estos casos:
- Embarazo (en cualquier trimestre) para preparar el suelo pélvico para el parto y prevenir molestias.
- Posparto (a partir de las 6–8 semanas) tanto tras parto vaginal como cesárea.
- Antes o durante la menopausia, por los cambios hormonales.
- Personas deportistas, sobre todo si practican impacto o levantamiento de pesas.
- Tras cirugías abdominales o pélvicas (próstata, histerectomía, cesárea).
- En casos de estreñimiento crónico o problemas digestivos.
- Tras periodos de inmovilización o dolor lumbar persistente (la pelvis y la espalda están muy relacionadas).
Se recomienda consultar si aparecen:
- Alteraciones urinarias, de heces o de gases: pérdidas al toser, reír o hacer esfuerzo; urgencia o sensación de vaciado incompleto.
- Problemas digestivos: estreñimiento crónico, dificultad para evacuar o incontinencia de gases/heces.
- Sensación de pesadez o bulto en la zona pélvica.
- Dolor o tensión: en pelvis, pubis, sacro, zona lumbar o durante relaciones sexuales.
- Otros: cicatrices dolorosas, diástasis abdominal o disfunción sexual.
¿Qué hace un fisioterapeuta de suelo pélvico?
Un tratamiento de fisioterapia de suelo pélvico incluye la evaluación y reeducación de la musculatura pélvica y abdominal profunda, control postural y respiratorio, y técnicas específicas como:
- Ejercicios de fortalecimiento y relajación del suelo pélvico.
- Reeducación del patrón respiratorio y del core, para coordinar la presión intraabdominal.
- Terapia manual para movilizar tejidos, aliviar tensiones y mejorar cicatrices.
- Electroestimulación o biofeedback, en algunos casos, para mejorar la activación muscular.
- Asesoramiento en hábitos y ergonomía, como postura, esfuerzo y entrenamiento físico, para prevenir recaídas.
En determinados casos se complementa con tecnologías como el tratamiento con INDIBA que favorece la regeneración de tejidos y acelera los tiempos de recuperación.
Además, la integración de Pilates máquina contribuye a reforzar el core, mejorar el control postural y proteger el suelo pélvico en el movimiento.
Ejercicios y hábitos para prevenir problemas
- Ejercicio localizado en suelo pélvico: contracciones centradas en la zona para mejorar fuerza y control, siempre con técnica supervisada para evitar compensaciones.
- Respiración diafragmática y gestión de la presión: coordinar diafragma, abdomen y suelo pélvico protege las estructuras durante esfuerzos cotidianos.
- Hipopresivos: trabajo postural y respiratorio que reduce la presión intraabdominal y activa el core; altamente técnicos, requieren supervisión profesional para realizarlos correctamente.
- Pilates máquina: entrenamiento seguro y adaptable que refuerza el core, mejora el control postural y enseña a movernos protegiendo el suelo pélvico. Ideal en programas de prevención y readaptación.
- Hábitos saludables: mantener un peso adecuado, prevenir estreñimiento, evitar impactos repetidos sin preparación y activar el suelo pélvico antes de esfuerzos como toser, levantar cargas o saltar.
Beneficios de cuidar tu suelo pélvico
Antes de enumerarlos, es importante entender por qué merece la pena invertir tiempo en cuidar y entrenar el suelo pélvico con profesionales especializados.
Esta musculatura funciona como un sistema de sujeción y control que afecta a tu día a día: desde ir al baño con normalidad hasta entrenar con seguridad o disfrutar de una vida sexual sin dolor.
Cuando trabajamos el suelo pélvico con un programa guiado de fisioterapia, no solo tratamos síntomas; mejoramos la función, reducimos recaídas y ganamos confianza para movernos, practicar deporte y retomar actividades que quizá habías evitado.
- Prevención de incontinencia urinaria y fecal.
- Reducción del dolor lumbar y pélvico.
- Mejora de la calidad de las relaciones sexuales.
- Recuperación más rápida tras parto o cirugía.
- Mayor seguridad en deporte y vida diaria.
- Mejor calidad de vida a cualquier edad.
Confía en Move2Be para la rehabilitación de tu suelo pélvico
Cuidar el suelo pélvico no debería ser un tabú. La fisioterapia ofrece soluciones reales y efectivas tanto para prevenir como para tratar.
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